EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 5º durante el año


Lecturas: Isaías 58,7-10 / Salmo 111,4-9 / I Corintios 2,1-5 / Mateo 5, 13-16

Botón homilético - Francisco Quijano

La sal es condimento y sirve para preservar alimentos. La luz es indispensable para ver y pone de manifiesto la realidad de las cosas. Son dos símbolos del mensaje de Jesús.

Él los aplica a sus discípulos: Ustedes son la sal… Ustedes son la luz… Si la sal resulta inútil… Si la luz no cumple su función… son cosas superfluas, de nada sirven.

Con estos símbolos o metáforas, Jesús advierte a sus discípulos acerca de su papel en el mundo: tener gusto para condimentar la vida, irradiar bondad a su entorno. Pero antes, cabe preguntarse: ¿qué sal es esa que se me entrega? ¿qué luz esa que se me encomienda?

 Isaías lo dice con palabras luminosas: «Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, cubre a quien ves desnudo y no te desentiendas de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora».  

Este par de símbolos, metáforas o parábolas provocan a pensar en algo que sobrepasa nuestra mera condición de criaturas humanas. Si somos sal, si somos luz… somos algo más.

Las palabras finales del evangelio explicitan este misterio: brillen sus buenas obras, que otros las vean, para que alaben al Padre que está en los cielos.

Nuestras vidas, nuestras personas encierran un misterio que estamos llamados a manifestar: el bien que somos y el bien que hacemos tienen una fuente, el Padre que está en los cielos, a quien debemos alabanza y agradecimiento.

 

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Claves para la homilía - Julián Riquelme

 Contexto  Palestina, año 30: Jesús intuye la posibilidad del odio, la exclusión, el insulto y la persecución en contra de sus discípulos y discípulas, por anunciar el Reino de Dios (Lc 6,22).  Antioquía (Siria), año 80: Ante las persecuciones, el rechazo y la difamación, los seguidores de Cristo, debido a los temores, pueden replegarse y no anunciar el Evangelio.

 Sentido El Evangelio trata de la "Responsabilidad del Grupo de Jesús". Según el Nazareno, los suyos han de propiciar con su práctica la superación de los temores, para que los seres humanos experimenten la felicidad y el sentido de la vida. Con el fin de indicarlo, el Señor propone dos pequeñas parábolas:

• La sal (Mt 5,13). En la antigüedad, la sal tenía tres usos: 1° Cuando se hacía un pacto entre dos ciudades, los líderes intercambiaban sacos de sal, como símbolo de estabilidad de lo convenido. 2° Para sazonar las comidas dándoles consistencia. 3° Se utilizaba también como material refractario en los hornos para cocer el pan; placas de sal se colocaban dentro del horno para conservar el calor; con el uso repetido esas placas perdían su virtualidad y había que reemplazarlas; las retiradas se depositaban en los caminos para compactarlos (v. 13b: “Pero si la sal se desvirtúa, ¿con qué se salará? No sirve más que para tirarla y que la pise la gente”. ⦁ Denominador común de los usos de la sal: Dar “consistencia interna” en distintas situaciones, como por ejemplo, en la alianza entre las personas, en el compartir una comida, y en el aumentar el calor del horno para cocer el pan: de modo semejante, los discípulos y discípulas son llamados a superar los temores, que impiden la humanización de las sociedades y la Venida del Reino de Dios.

• La luz (Mt 5,14-16). Los seguidores de Cristo son invitados a: 1° Orientar el peregrinar de todos los seres humanos (v. 14b "Ciudad sobre la montaña"). 2° Orientar a los más cercanos (v. 15b "La luz se pone sobre el candelero, para que ilumine a todos los que están en la casa"). Y 3° Orientar a cada persona para que se encuentre con el Amor de Dios Padre (v. 16b “A fin de que ellos vean sus buenas obras, y glorifiquen a su Padre, que está en el cielo”. ⦁ La esencia del comportamiento creyente consiste en practicar la justicia, en ayudar a los pobres a ponerse de pie, entonces habremos vencido los temores, la luz de Cristo estará en nosotros, y permitiremos a otros ser libres. Cuando hay luz, aunque haya alguna sombra, se camina con tranquilidad.