EVANGELIO DOMINICAL

Domingo 4º de Adviento


Lecturas: Miqueas 5, 2-5ª / Salmo 79, 2-3.15-16.18-19 / Hebreos 10, 5-10 / Lucas 1, 39-45

Botón homilético – Francisco Quijano

Una parte de nuestra vida se desarrolla en lo oculto: nueve meses de gestación, muchas horas de sueño en la niñez, al menos un tercio del día en la vida adulta. ¿Qué sucede durante todo ese tiempo?

Miles de millones de años prepararon la aparición del homo sapiens, miles y miles de años pasaron hasta que la razón humana llegó a madurez en el Siglo de las Luces (Immanuel Kant dixit).

Dos mujeres con criaturas en gestación se encuentran, Isabel y María. Una lleva la bendición de su hijo a la otra: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!».

Isabel y su hijo reciben el saludo y exultan de gozo: «Apenas llegó tu saludo a mis oídos, la criatura saltó de gozo en mi vientre».

¿Qué significa este encuentro de dos mujeres y sus criaturas? Qué nuestra historia lleva en su seno un misterio: Dios está presente en ella. Hay un gen divino de forma oculta en cada criatura humana. Ese gen ha llegado a plenitud en Cristo resucitado. Pero aún no vemos en nosotros su realización plena.

 


Visitación de María a Isabel
Jean-Marie Pirot "Arcabas" (1926-2018)

 

 

Claves para la homilía – Julián Riquelme

► Contexto − Palestina, año 1: Probablemente el Bautista y Jesús no se conocieron ni en su infancia ni en su juventud, porque cuando son adultos, nada se dice sobre un supuesto parentesco entre ellos. Es más: El Bautista afirma que no conocía a Jesús (Jn 1,31.33). − Grecia, año 80: Como los seguidores del Bautista y los de Jesús no están totalmente unidos (Hch 19,1-7), Lucas crea un relato, en el que María visita a Isabel, y ambos niños se encuentren en el vientre de sus respectivas madres. Su mensaje es claro: Jesús es el Mesías, y Juan es su inmediato Precursor.

► Sentido El Evangelio de hoy trata de la “Visitación de la Virgen María”. Este trozo bíblico se puede dividir así:

• El Bautista salta de alegría en el vientre de su madre (1,39-41a). María se levanta y va a casa de Zacarías e Isabel. Y, al estar estrechamente unida a Cristo, ella beneficia a otras personas, con su presencia y su saludo: propicia el encuentro entre Jesús y Juan Bautista. Es el único encuentro entre ambos en el Evangelio de Lucas. Por eso, el Precursor, antes de nacer, “saltó de alegría” en el vientre de su madre. De esta manera, Juan, antes de nacer, da testimonio de Cristo como superior a él, y Juan queda como inferior y subordinado.− Jesús, ya desde el vientre de su madre, empieza su misión: Llevar a otros a descubrir los caminos, que conducen a la plenitud humana, y a la alegría de la experiencia de Dios.

• Isabel manifiesta su experiencia en este encuentro (1,41b-44). La madre del Precursor, “llena del Espíritu Santo”, exclama admirada: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre!”. Y, desde la fe, agradece: “¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?”, con lo cual ella también reconoce que el hijo de María es infinitamente superior al suyo. − Todo personaje que conozcamos en nuestra vida, por grandioso que sea, siempre será inferior a Jesús; y cualquier palabra, mensaje o propuesta, que encontremos, siempre estará subordinada a la de Cristo.

• La Madre del Precursor felicita la fe de María (1,45). María, la Madre de Jesús, creyó en Él como el Mesías (Hch 1,14), por eso recibe aquí esta bienaventuranza: “Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”. Según el relato de la Visitación, María se volvió a Nazaret justo antes de que naciera Juan, cuando Isabel más la necesitaba; o sea que ella sólo fue donde Zacarías e Isabel, para que quedara en claro quién era más importante. María es superior a Isabel, porque es la “madre de mi Señor” (Lc 1,43). − Nosotros también somos invitados a crecer en la fe, es decir, a cultivar la confianza sin límites en Dios, que siempre quiere lo mejor para los seres humanos.